Buscador del alma, sembrador de símbolos.
Padre de nuestra fundadora, compañero espiritual en esta travesía de consciencia y propósito. Pato Ibarra es, ante todo, un hombre que convirtió la pregunta por el alma en el eje de su vida. Junguiano por vocación, su mirada entrelaza la psicología analítica, la mitología universal, las ciencias cognitivas y las filosofías esotéricas que han velado, a lo largo del tiempo, los códigos del despertar.
Editor de Pulso Consciente, su rol no es solo técnico ni literario: es simbólico. Representa la raíz familiar que sostiene este medio, fundado tras una pérdida profunda. Su compromiso no nace solo de la palabra escrita, sino del fuego transformador que arde cuando el dolor se convierte en camino.
Como editor, ha dedicado su energía vital a crear contenidos periodísticos y audiovisuales que nos acerquen a lo invisible: el lenguaje de los arquetipos, el misterio del inconsciente colectivo, y las enseñanzas olvidadas de las tradiciones iniciáticas. No busca imponer verdades, sino ofrecer puentes: símbolos vivos que nos recuerdan que no estamos separados de lo esencial.
Desde la experiencia que nos dejó la pandemia –esa noche oscura de la humanidad donde muchos redescubrimos el valor de lo simple, de lo humano, de lo espiritual–, su voz editorial se alinea con una visión clara: hacer del periodismo una práctica sagrada de expansión de consciencia.
Pato Ibarra no escribe para brillar, sino para despertar. Cree en el trabajo colectivo, en las ideas que nacen del silencio, en la alquimia de los equipos que crean desde el alma. Su humildad, lejos de apagar su fuerza, la vuelve más nítida: sabe que cada afirmación es apenas una huella, un susurro que puede transformarse con cada nueva revelación.
En Pulso Consciente, su pluma es brújula, y su mirada, faro. Porque cuando la consciencia se expresa desde la herida, lo que nace no es solo contenido: es medicina.